Mezclar la harina, la harina de maíz, la sal y pimienta al gusto. Añadir leche suficiente hasta crear una masa espesa. Precalentar el aceite a 170° C. Cortar el tomate en rebanadas y pasarlos por la masa. Freír los tomates de ambos lados (dependiendo de la cantidad de aceite que utilice, puede que no haga falta darles la vuelta). Colocar los tomates en un colador para escurrir el aceite y evitar que se queden blandos. Sazonar con sal al gusto.